Para conocer un negro futuro,
visite Detroit. Al buscar en Google, nos asociará esta palabra, a “ciudad
fantasma”, “ciudad abandonada”, “decadencia”. Esta urbe norteamericana ha
seguido el mismo camino de los antiguos poblados de la era del oro. Al principio
eran unos pocos pioneros a los que seguía una avalancha de inmigrantes. En
pocos años se consolidaba una gran ciudad, con todos los lujos y excesos.
Corría el dinero, y detrás el juego, los burdeles y la violencia, también las grandes construcciones y el arte.
La vida circulaba a toda la velocidad. En Manaos en plena selva amazónica, a
escasos kilómetros de tribus que vivian en la edad de piedra, surgió un gigantesco
teatro de la opera.
Pensar en el automóvil en Estados
Unidos es decir Detroit. En 1904 Henry Ford instala allí su fábrica, y comienza
a producir el mítico Ford T, implantándose nueve años después las primeras
líneas de ensamblaje. Le siguen los grandes fabricantes Dodge, Chrysler,
General Motors. El automóvil logra producirse masivamente, reduciendo
sus costes, haciéndolo accesible. La ciudad necesita obreros, pagandoles generosamente. La alegría económica produce una explosión constructiva. Acuden en su día los arquitectos estrella del momento, se paga generosamente a los obreros.
Pero tras el auge la caída. El gran Cadillac
americano, fue sustituido por el utilitario japonés, más barato más racional,
más acorde con la época. Se suceden los
despidos masivos y los cierres de empresas. La gente empieza a marcharse, hasta
un 63 % de la población emigra. Los que
quedan lo hacen por carecer de opciones, y se encuentran con una ciudad que
progresivamente se va deteriorando. En la poderosas América, esta ciudad cuenta
con un 50 % de paro real, un 36 por ciento bien por debajo del nivel de la
pobreza y muchos son analfabetos. Es la segunda ciudad más violenta de Estados
Unidos (la primera, Flynt, está a apenas 100 Kms.). Allí también se está
desmantelando un estado del bienestar, que nunca llegó a parámetros europeos.
Hoy la situación es radicalmente distinta. El centro urbano de la ciudad denota
el hundimiento de su economía, solares donde antes había edificios de
viviendas, grandes almacenes y hoteles demolidos. Los que se
encuentran vacios a menudo son fruto de las llamas. En la ciudad hay cuatro
veces más bomberos que médicos, por la multitud de incendios provocados.
Si algún índice denota la debacle de
Detroit es el valor de la vivienda. El precio medio de una casa cayó en
los últimos años desde los 18.500 a los 6.000 euros de la actualidad. En este momento pueden comprarse casas por el
precio simbólico de un euro. Y son muchas, la única obligación del propietario
será pagar los impuestos pendientes y rehabilitarla, pues probablemente las tuberías
y cableado hayan sido robados hace tiempo. Solares vacios, barrios fantasmas,
viviendas invadidas por la vegetación, parece un paisaje de película futurista,
pero se puede ver en Detroit. La historia enseña caídas después de ascensos
irracionales. Miremos alrededor y pensemos en Detroit.
CASA EN DETROIT superficie: 73 m2
precio: 70 euros. Valor: 11.600 €
CASA EN DETROIT superficie: 324 m2
precio: 70 euros. Valor: 13.000 €
PAISAJE EN DETROIT
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