Cuando le tocó el turno ya hacia hora
y media que estaba esperando. La cola le daba la vuelta a esa plaza del centro
de Malaga. Todos miraban hacia la terraza solitaria de una cafetería donde un
tipo armado con un bolígrafo y unos folios hacia entrevistas de trabajo. Allí
se encontraban gentes de todas las edades y condiciones, el anuncio para un trabajo de mozo de
almacen no exigía ninguna formación.
Durante el rato que llevaba haciendo
cola en la plaza no se había aburrido, aunque el que le precedía se
encontraba aislado con sus auriculares, y los de atrás no paraban de hablar
entre ellos.
- ¿Aquí que regalan?. Le preguntó uno con traje que salía del banco.
- Con suerte un trabajo, le respondió.
También de dejo caer por allí un
amigo en paro, como él, que a falta de algo mejor que hacer, se sumó a la cola.
Lo peor fue aquella señora que durante diez largos minutos le contó su propia
historia de desgracias, y como sus hijos ya mayores habían vuelto a vivir con
ella.
Una pareja de municipales se acercó
para decir que no se podía obstaculizar el paso en la plaza. Nadia contestó ni
dió señalas de haber oído algo, por lo que, tras intercambiar una mirada,
siguieron patrullando.
Tras las preguntas sobre sus datos
personales, estado civil y trabajos anteriores, el entrevistador le preguntó:
- ¿Estaría dispuesto a trabajar por la mitad del sueldo?
- ¿Estaría dispuesto a trabajar por la mitad del sueldo?
- Si. Le contestó, tras pensarlo dos segundos.
- ¿Estaría dispuesto a trabajar en horario nocturno?.
- Si.
- ¿Estaría dispuesto a un contrato en prácticas?
- ¿Prácticas de que?, dijo arqueando las cejas con asombro.
- Aquí el que pegunta soy yo, contestó el entrevistador sin apartar la vista del papel.
En el momento en que otras dos
personas lograron sujetarlo, el entrevistador había caído de su silla, y
sangraba por la nariz. Nadie se molestó en avisar a la policía municipal, que
estaba enfrente delante de un negro al que requisaba los bolsos de
imitación. Ahora el entrevistador sigue preguntando, mientras tapa con un pañuelo
la sangre que aún sale. El se ha sentado en otra plaza a echar el
resto de la mañana.
Muchos de los que buscan cualquier cosa para poder ingresar un puñado de euros en sus cuentas, deberían plantearse si realmente están dispuestos a realizar algo que no les apasiona y ver pasar el tiempo sumidos en una vida sin emociones ni retos.
ResponderEliminarVÍDEO: http://youtu.be/Zw6Y7HhD-d0
PD: Con todo el respeto que merecen los mozos de almacén.