miércoles, 8 de mayo de 2013

Estamos allí


 
Nuestro objeto de deseo era ese monumento y un paseo por la ribera del rio en una tarde soleada.  Teníamos fijo en la mente unas imágenes ideales de los dos, aislados perfectos.  Habíamos Imaginado el monumento en la época que hervía de vida, con caballeros andando por las salas y damas de lánguidos ojos mirando hacia la lejanía desde una pequeña ventana. El paseo por el rio era al atardecer, mientras la brisa soplaba. Allí, pensábamos que no estaríamos solos. Otras personas se encontraban, pero eran parte de nuestro decorado ideal. Jubilados viendo pasar la vida en un banco, una chica paseando distraídamente a su perrito, unos enamorados ajenos al mundo.
 
Ahora hace varias horas que bajamos el vuelo low cost, donde hemos gozado de una consideración cercana a la del ganado. Tras varios enlaces recalamos en el hotel que, aunque no es como aparece en las fotos, al menos nos permitirá descansar. Salimos ilusionados y nos plantamos en el monumento. Allí  vemos que miles de personas han tenido las mismas facilidades para viajar que nosotros.
El monumento responde a  la idea que teníamos de las fotos. Pero el escenario es distinto. De una de sus laterales sale una kilométrica cola y en su fachada principal se agolpan cientos de personas, que lo fotografían sin cesar. Monumento sólo, grupo con fondo de monumento, caras de los del grupo sin monumento. Las casas cercanas al monumento parecen formar parte del escenario de este parque de atracciones, no hay vida, sólo puestos de suvenir en los bajos.
 
Al decaer la tarde llegamos al rio. Tampoco estamos solos, se diría  que ha llegado aquí la muchedumbre del monumento. Este paseo figura en todas las guías de viaje, que aconsejan su visita en estas horas. Intentamos fotografiar el agua y el paseo sin personas, imposible. La magia desaparece, y nos viene a la memoria un embotellamiento de lunes por la mañana.
 
Cuando estamos cerca de descorazonarnos, pensamos que estamos allí. La tarde tiene el color que intuimos, el agua corre mansamente, y es primavera. No estamos solos, pero estamos allí.
 

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