jueves, 18 de abril de 2013

El clon


 
 
 
Ahí estaba mirándolo. Su misma barbilla, pero sin la cicatriz, su nariz gruesa pero sin la deformidad de la operación, sus  ojos verdes sin ojeras. Tenía su misma altura, pero sin la espalda encorvada, ni la barriga y además permanecía recto sin la molestia en la pierna derecha que le hacía apoyarse en la otra. Es él mismo pero sin sus imperfecciones ni deformidades. Es un buen clon.

 

No le sorprende. En el mundo en el que vive las réplicas de los humanos  están aceptadas. Conoce el proceso de la creación de este perfecto puzle, sus ventajas. Todo parte de su ADN, obtenido silenciosamente a través de análisis de sangre, de su peluquería, de cualquier sitio. Luego surge un clon depurado, sin los defectos de serie, que en eso la ciencia ha avanzado mucho. Los problemas de estomago, esas antiestéticas ojeras que siempre luce  o esas continuas cefaleas que no le dejan vivir, y que todos conocen en su trabajo.

 

Por cierto, ahí cree que debe de estar el origen de todo, en su falta de rendimiento en los últimos meses. Su jefe le había cogido varias veces absorto frente al ordenador, o mirando por encima de este al vacio, y el siempre había alegado el mismo dolor de cabeza. También contaba el que no estuviera en su puesto pasado la hora de salida, como sus compañeros.  No es un tema personal, como dice el asesino de la  película, es la productividad. Para la empresa, el precio de comprar este clon, acabaría rentabilizándose en poco tiempo. No tendría horarios, ni más aspiraciones, el trabajo sería su único horizonte.

 

También sabe que el clon tendrá sus mismos conocimientos profesionales y retomará su vida personal y profesional. Y con los medios actuales también eso es fácil, sobre todo en su caso  que gran parte del día lo pasa frente a una pantalla, en el trabajo y en casa.  Había oído hablar de esos programas informáticos que analizaban el PC en que se instalaban, reproducían las pautas de comportamiento, y luego desarrollaban el mismo trabajo. Una evolución de la inteligencia artificial.

 

Aunque  no hubiera sido todo tan fácil sin esa adicción suya a las redes sociales. Durante años, transmitió su vida al universo. Sus actividades, amigos y pensamientos, todo estaba registrado. También el clon podrá retomar las relaciones personales en el mismo lugar, continuará enviando mensajes con  las mismas tendencias. Seguirá el dialogo interrumpido ayer, y se citará para el fin de semana. Cuando el clon vea la televisión, emitirá al ciberespacio el mismo comentario que él hubiera hecho, se limita a seguir tendencias.  El clon es él mismo.

 

Todas estas reflexiones han pasado por su mente en unos pocos segundos. El clon sigue esperando y detrás la policía. Ahora deberá dejar su casa, lo sedarán y será conducido a esa macro ciudad para personas como él. Allí, con un adecuado tratamiento, lo mantendrán en estado de  semiinconsciencia,  al que se acostumbrará. No recordará nada, nada añorará en feliz ensoñación.

 

De pronto, una luz se enciende en su mente, da una patada a la puerta, y escapa por la ventana. Mientras corre, siente que le estallan los pulmones, y sólo piensa en no conectarse nunca a un ordenador.
 

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