lunes, 4 de febrero de 2013

No disparen al pianista

“Por favor, no disparen al pianista. Lo hace lo mejor que puede”. Oscar Wilde quédó sorprendido cuando vió  esta frase sobre el piano de un saloon del lejano oeste. Elton Jhon, a pesar de que nadie disparó munca contra él, le dió ese nombre a una de sus canciones. Desgraciadamente la misma suerte no la han corrido los 17 miembros asesinados del grupo musical mexicano Kombo Kolombia. Un grupo de hombres armados irrumpen en una fiesta, desvalijan a los invitados y se llevan a los músicos,a los que arrojan a un pozo con un tiro en la cabeza.
 
Y es que siempre la música no es sinónimo de alegria. En México los narcos son amantes de la música, de ésta que refleja sus hazañas, su vida en el límite. Son los narcocorridos, y cada banda tiene sus propios cantantes. A menudo aparece alguno de ellos abatido en una cuneta. El motivo puede ser tan diverso, como haber cantado para un grupo rival, o no ser del agrado de sus clientes.
 
El flamenco ha contado tradicionalmente con este trabajador de la música. Cantaor y guitarrista amenizaban toda la noche los saraos de los señoritos. Al amanecer, además del vino que habían bebido toda la noche se llevaban unas monedas. Nadie les habia disparado.
 
 

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