sábado, 2 de febrero de 2013

Un impulso

El cafe ya se había enfriado hacía rato en la barra. Le sucedía cada día. De todas formas era igual, tampoco había mucho que hacer hasta la hora de comer. Al día siguiente de recibir el finiquito de su empresa,  un Ere que le dijeron que la haría viable, acudió a ese bar. Hacía ya varios meses que no faltaba ninguna mañana. En ese momento sólo el dueño y él eran los unicos que veían la televisión. En la pantalla aparecían unos papeles con cantidades de dinero y nombres de políticos conocidos que, al parecer, las había recibido. En las imágenes siguientes esos mismos políticos decían que no habían sido, que todo era un montaje. Sus compañeros de partido anunciaban, minutos después, cierre de ambulatorios, recortes a los funcionarios de sueldos. Con el esfuerzo de todos saldremos de la crisis, decían.
 
Puso un euro en la barra y, sin despedirse, salio a la calle de regreso a su casa. Al volver la esquina, vió aparcado el flamante coche de ese antiguo compañero de colegio, hoy renombrado político. Del bolsillo sacó esa pequeña navaja que hace años acostumbraba a llevar. Sólo un minuto después continuaba andando, sonriente. A su espalda se oia el ruido del aire saliendo de las cuatro ruedas que acababa de rajar.

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