Nada más apagarse las luces, Carmina y Antonio se cogieron las manos. Apenas prestaron atención al nodo, donde un apasionado locutor hablaba de un pantano que inauguraba Franco. En unos minutos se proyectaría "De aquí a la eternidad". Este era el tiempo que creían tener por delante, ahora que empezaban a verse la luces después de la larga noche de la posguerra.
Fueron muchos años de esfuerzos, y ahora al pasar por la puerta de aquel cine lo encontraron convertido en ocho pequeñas salas. De Palacio del Cine, nombre que espoleaba fantasías, a un prosaico Multicines Centro.Paradojicamente, ninguna de las películas que ese día se proyectaban llamó su atención. Los jovenes que se agolpaban en la puerta les hicieron recordar aquella proyección que vieron un ya lejano día. Una sonrisa, satisfecha y nostálgica, les acompañó al alejarse.
Esta tarde de viernes, sentado en su sillón, Antonio comenta a Carmina que cierran Multicines Centro. Ella, desde el otro sillón, levanta la vista de su tablet, se ajusta los auriculares, y distraidamente articula un gesto con la cabeza. Se encuentra en la escena del reencuentro de los protagonistas de esta serie de la que todo el mundo habla. Trás detenerse unos segundos, Antonio pasa la página del periodico.
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